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11/1/16

La Dulce Toma

Recuerdo aun las largas caminatas desde la escuela Armando Romero Lozano, en el barrio Puyana recién fundado y todavía en obra negra; íbamos  en larga fila por los potreros de don Ramón Bobadilla, costeábamos a veces el lago, hermoso humedal, sitio de festivales dominicales, lugar de recreo para muchos, allí años después mi futuro suegro, don Miguel Ángel Cardona, “Radio Miguel”, invento la bicicleta acuática, la diseño y la construyo dentro de su casa, enseguida de las Rentas Departamentales, cuando llego la hora de la prueba, la fue a sacar para llevarla al lago y oh que contrariedad, la bicicleta era más grande que la puerta de entrada, por consiguiente a desarmar, transportar las piezas al  kiosco del lago, que quedaba en el extremo oriental, más o menos donde hoy queda el centro de salud del barrio El Brasil, bueno allí armo su bicicleta y la probo con éxito, este relato  de la bicicleta lo viví y además lo he escuchado de labios de los protagonistas, mi esposa y mis cuñados.

Volviendo al cuento, cruzábamos por los potreros  de don Ramón, pasábamos por un bosque que quedaba encima de un Parque Infantil y llegábamos a una calle en tierra, que construían en la finca de los curas, pasábamos por el parque Uribe (el que a propósito le deberían cambiar el nombre), subíamos hasta llegar a Las Margaritas, Los Tanques y de allí a La Toma, la dulce Toma, sitio de paseos de las diferentes escuelas y colegios del municipio.

Llegábamos  por fin, mi pequeño espíritu se ilumino por primer vez con tan espectacular paisaje, visto solo en las películas de tarzan, vi por primer vez como los pequeños duendecillos danzaban  y jugueteaban en las burbujas que producían el agua al caer por las cascadas, vi por primer vez como las hadas cantaban, reían de alegría y saltaban de flor en flor, alegrando el paisaje de la dulce Toma; mi pequeño cuerpo cuando se sumergía en el agua fresca temblaba y yo no sabía si era de alegría o de frio.

Transcurren los años, y ya en el COGESAN, volvíamos con más frecuencia a La Toma, a recolectar hojas, tallos, flores y frutos, pegarlos en cartulina negra, clasificando cada hoja, cada tallo, cada flor y cada fruto hasta construir los famosos herbarios,  que todos las generaciones que pasamos por el antiguo COGESAN,  con el profesor Luis Carlos Guevara en la estación de segundo grado de bachillerato, íbamos a La Toma, a la famosa recolección, además a disfrutar de la tranquilidad de La Toma, darnos un buen baño, por supuesto  que de rama en rama y de yerba en yerba, cargábamos la yerba, la que nos inventaba colores nuevos, la que nos mostraba caminos nuevos, ideas nuevas, en resumidas la que nos curaba el alma de penurias y nos hacía olvidar de los miedos que nos implantaba la sociedad mundial por esos días.

Algunas décadas después, tuve una finca encima de La Toma, al pie de una laguna encantada, misteriosa porque en ciertas épocas del mes se secaba en su totalidad para llenarse nuevamente a partir de las 5 am del otro día, nunca supe la razón y este misterio se quedó sin resolver, hoy no encuentro explicación. 

Posteriormente y muchos años después, he logrado vivir encina de La Toma, al otro lado de La Toma, opuesto donde tuve la finca, vivo hoy  entre El Cielito y El Tesoro, allí soy un afortunado, porque he vuelto a escuchar a las hadas y los duendes, ellos  aún viven por allí en  las cascadas de La Toma, puedo verlas en noches veraniegas saltando de rama en rama, de flor en flor, dejando su aroma mezclado con el aire puro del ambiente montañero, despertando lechuzas para que con su fino y lóbrego canto puedan danzarle a la vida y hacer de La Toma y sus alrededores el lugar más mágico de la tierra, lugar donde la energía es pura, quien por allí pasa siente la paz clavada en su corazón, siente la alegría de vivir; se ha dicho por generaciones que por estos lares existe una puerta astral.

He visto tantas veces las hadas y los duendes, las he sentido, he visto a “Tapetuza  corretearlas por todos los potreros aledaños hasta el cansancio del pobre hombre, el que después de juguetear por largo rato se queda dormido en cualquier anden de Las Margaritas, además las veo viajar en las mañanas y en los atardeceres cuando apareces las bajas-nubes (neblina) como se montan en las nubes para pintar hermosos paisajes que son transformados por el hermano viento.

Se dice que don Heraclio Uribe Uribe, trajo escondidas en sus alforjas duendes y hadas, y que las brujas montaban en mula, porque  además venia buscando sitios alejados de la civilización, donde desarrollar el negocio de alambiques y tabaco para la destilación de aguardiente, un aguardiente amarillento y sabroso, de una pureza única como solo Dionisio lo podría haberlo hecho mejor, y tabaco, tabaco rubio cultivado en tierra virgen, entre el mismo bosque armaban el caney y cuando la hoja de tabaco mostraba un color amarillento se cortaba y se iban colgando en el caney hasta su completo secado, se desvenaba y se enrollaban hasta conseguir un exquisito puro o tabaco. La comercialización se hacía en las sombras de la noche, cuando la gente se empezó a dar cuenta, entonces se vestían de blanco y desfilaban con antorchas para asustar a quienes los vieran, eran las animas benditas disfrazadas de personas o personas disfrazadas de animas para poder tener el camino libre y transportar el tapetusa y las liadas de tabaco.

Don Heraclio y su combo, trajeron entonces  brujas y demonios, duendes y hadas, las brujas y los demonios deambulaban por las calles de Sevilla en cantidades, hoy se les ve aun por sus calles chismeando, quedan unos pocos, los duendes y las hadas se amañaron en La Toma, ellas y ellos le han dado el colorido, por fortuna le han dado la inspiración al Grupo Bandola para la creación

 Su exitoso disco *La Toma*, han inspirado a Julián Rodríguez para hacer un calendario, además,  quien sabe cuantos poemas y cuentos hay alrededor  de nuestra Dulce Toma.

Por| Jairvalenciagaspar@yahoo.es