En una ocasión cuando ya
me formaba como mayorcito, teníamos un grupito de vecinos que íbamos a jugar en
las tardes, pero a más de jugar esperábamos que “El Ñato”, un carretillero que
soltaba sus pobres caballos en el potrero de don Ramón Bobadilla, cancha del polideportivo. Bueno un día, él llevo sus caballos como
siempre, cuando el hombre desapareció empezamos la cabalgata vespertina,
recuerdo era a pelo y sin lazos, recorríamos la carrera 50 desde el parque de La
Concordia hasta Puyana, luego de regreso al parque y así la pasábamos casi
hasta media noche, bueno, un día , un mal día para nosotros “El Ñato” nos
posteó y cuando íbamos a empezar la cabalgata, salió de entre los matorrales
del Parque Infantil, que quedaba donde fue el distrito de carreteras, luego, años
después tuve el honor de haber trabajado allí.
Retornemos a la
cabalgata, entonces ese ñato hijueputa, saco su peinilla y nos agarró a plan, el primero fui yo, me
logro cazar con un tremendo planazo en mi delicada y linda espalda, todos mis
amigos corrían, Tobías y Harvey Bastidas parecían conejos, uno por un lado y
otro por otro lado, pálidos y sudorosos, amigos no hay pensé yo, me abandonaron
dejándome a merced de “El Ñato” y su horrible y picante peinilla y no fue más
porque después de esa carrera y una pedrada que le pegue a ese malparido en la
cabeza yo quede brotado con un verdugón de sangre, que maricada hoy recuerdo
ese episodio y me cago de la risa y de dolor en la espalda, claro que ese ñato
hijuputa debió haber quedado reventado
la cabeza y con un dolor que seguro le duro muchos días, hoy ese viejo maricon
debe estar en el cielo o en el infierno, todavía doliéndole la cabeza y
esperando que la muchachada con que yo andaba, subamos por allá para
identificar el que le pego la pedrada.
Ese día hubo desbandada,
mi grupo se disolvió por un tiempo, creo fueron dos o tres meses de receso en
nuestras piletunescas actividades, al cabo de ese lapso de tiempo volvimos a
reunirnos, pero esta vez cambiamos de sitios para cabalgatear y de dueño de los
caballos porque “El Ñato” no volvió a dejar sus caballos por allí.
Por esas calendas empezaban mis primeros pasos en el futbol, pasión que aún conservo pero ya no practico,
vivíamos cerca a el campo, cruzábamos un puente de guadua, unas cuantas maromas
para subir al campo, cruzando por donde vivía doña Isaura, allí también
vivía Juanita la que denominábamos la loca, bueno escalábamos el muro
y a jugar se dijo, muchas veces desde la cinco de la mañana hasta muy entrada
la oscuridad de la noche, esto ocurría en vacaciones, ya situados en el campo,
nos jugábamos todos los picados del día, a veces entrenábamos con Deportes Sevilla, otras veces con Aliados, dos equipos rivales de la época, que nos
regalaban unos clásicos espectaculares, nosotros ahí progresando, recuerdo los
largos entrenamientos con Donel Cárdenas, hombre de blonda
cabellera, gran señor, gran amigo y espectacular arquero, jugaba con Aliados,
equipo de don Jorge Fernández y Mario Cañas. En fin yo empecé jugando en un equipo que
llamaba Club Leo, luego mi hermano Jairo jugo en un equipo de un vecino
nuestro que tenía un llevo-llevo y le decíamos “Coco
Viejo”, por mi hermano yo jugué allí, este equipo era un ancianato, una
mano de troncos y postes que parecían sembrados en la cancha, pero brutos, a
ellos les debo gran cantidad de cicatrices en mis piernas, descomposturas y
esguinces, eran enfrentamientos de David y Goliat, recuerdo que yo era en esa
época muy liviano y corría como el viento por la punta izquierda y siempre
quienes me marcaban eran gigantes, el amigo “Coche” entre otros,
terrible eso porque él era muy pesado y cualquier movimiento siempre perdía yo,
por eso me tocaba estar muy lejos de él, porque si lograba pasar el balón y yo
sin tener contacto con él, era gol fijo, pero si no entonces golpe fijo en mi
pequeña humanidad.
De allí mis hermanos y yo logramos conformar un gran
equipo de futbol que denominamos Los Golpes, por dos razones lo
llamamos así, la primera por los golpes que yo recibía y segundo porque éramos
fanes del conjunto musical, bueno este equipo fue espectacular, hicimos leña en
nuestro pueblo y sus alrededores, recuerdo jugamos en los estadios de Cartago,
Buga, Tuluá, Pereira, Armenia; nos batimos feo y maluco, solo perdimos con la B
del Deportes
Pereira.
Que época, recuerdo que mi hermano Jaime estaba
estudiando Ing. Civil en Popayán, el venia por ahí de vez en cuando, pero en
vacaciones él era el portero oficial de nuestro amado equipo, como él era poco
conocido, le decíamos a los niños y a nuestra fanaticada que por cierto era
mucha en esa época que nuestro portero era Argentino, pues él nos trajo las
famosas balacas que lucíamos casi todos porque la mayoría tenía el pelo bien
largo.
Cinco veces campeones, tres en primera categoría y dos en
segunda donde empezamos. Miguel nuestro padre nos subsidiaba todo, hasta el
trago, que no era poco el que tomábamos, bebíamos como caballos asoleados.
Pero llego el día, terminamos todos el bachillerato y ahí
fue el acabose, todos partimos a estudiar por otros lares, además era época de
los Juegos Departamentales del Valle y el Comité de Fútbol de Sevilla quería
que todo el equipo de Los Golpes fuéramos la selección
Sevilla, para ellos no sacrificar los jugadores de Aliados y de Deportes Sevilla e incorporarlos a la
selección, además la mayoría de ellos estaban ya entrados en años, pero con una
calidad humana y futbolística espectacular.
jairvalenciagaspar@yahoo.es