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4/11/15

Mi tremenda historia

Rumbo al 40 Aniversario, Sevilla  agosto 15 de 2015
Julio 5 de 1975 – julio 5 de 2015
Grupo 6-3,  promoción 1975
Dedicado a mis de compañeros de viaje,  por  ese túnel del tiempo vivido en el Colegio General Santander, en las décadas de fines de los 60, y los 70, muy especialmente a mis amigos del alma...!!!

Soy santanderino
Era época de estudios, ah estudio,  que vivencias, en el antiguo colegio comenzó la formación de mi generación, formación dura por el paso de la escuela al colegio personas nuevas profesores nuevos, disciplina diferente, imagínense de venir de meternos las tablas de multiplicar a reglazo limpio, encontrarnos con don Jaime Villa jefe de disciplina de la época, encontrarnos con profesores especializados en las diferentes materias, recuerdo a un profesor loco que nos enseñaba matemáticas, Rafo, tenía un solo vestido que lavaba de cuando en cuando y era tornasolado de entre la mugre y la vejez; anécdotas de colegio que van trascurriendo de año en año, de pilatuna en pilatuna, de amores en amores, recuerdo a Gabriel y a Gabriela; Gabriela una profesora de biología, tremenda minifalda la misma que convulsionaba nuestras imaginaciones en arreboles sexuales, tal vez por sus cortas faldas despertaron las apetencias del sacerdote Gabriel Rivadeneira, lo que a la postre motivo el retiro de la curia y posterior matrimonio de los mismos.

Recuerdo cuando la toma del colegio, que casi electrocutan al señor gerente de las Empresas Publicas Municipales , el señor gerente llego bien alterado para que se le abriera la puerta de entrada al colegio, puerta de barrotes de hierro estilo cárcel pero más pulida, bueno, el señor gerente llego y se pegó de la puerta, con tan mala suerte que los organizadores del paro le habían colocado un cable de energía, además le habían vaciado un baldado de agua, resultado, el pobre señor quedo pegado a la reja, rojo y temblaba hasta su escaso pelo, bueno fue una buena toma, recuerdo que la mayoría de familias de Sevilla nos mandaban alimentos y frazadas, yo era uno de los enlaces porque tenía la forma de entrar y salir del colegio como un topo, tenía mi propio agujero, esto por las veces que llegaba tarde que por supuesto era casi todos los días.

Y así fuimos avanzando entre año y año, anécdota en anécdota, recuerdo, y recuerdo hasta que empezamos a descubrir el trago, rallábamos el cuarto de secundaria, preámbulo del mejor tiempo de mi vida, quinto de bachiller, nacen inquietudes en mi mente, allí en esta época nacen mis primeras letras, poesías y conceptos sobre religión política y cosmología, con tan mala suerte que 10 años después muchos cuadernos con todos mis apuntes me los robaron, en uno de esos robos que acurren a veces en la vida.

Sevilla de mis amores, donde he vivido las más bellas historias que puede tener un ser humano corriente y común como yo, claro no tan común, soy sevillano y por ello no soy común, soy aprendiz de la cultura y de la sabiduría que caracteriza a los sevillanos y no me siento una persona más, soy de la cultura, soy de Bandola, soy de las festividades, de la Semana Santa, soy santanderino; centro educativo donde transcurrió toda mi juventud, lugar de pilatunas, pero de ciencia y aprendizaje, allí conocí y conviví con amigos de mi alma, allí me enamore muchas veces, pero no tantas como en  La Calle Real, ahhh La Calle Real o del yo-yo, eran dos cuadras de subir y bajar, dos cuadras donde las niñas manaban como si fueran manantial de agua, niñas bellas, como las de mi Sevilla, allí se escribieron hermosos poemas, allí nos rendíamos al amor, recuerdo La Fuente y  a Mi Sevilla con sus rokolas, 20 centavos y Los Payos, Javier Solís, Loe Dan, Sandro, Enrique Rodríguez; como para dar inicio al romance, una cerveza y a esperar la novia o las amigas de la novia,  para que le trajeran  la razón que el amor estaba enfermo o castigado, recuerdo El Cortijo, Los Arrieros, La Ratonada, El Venecia, El Molino Rojo, recuerdo a Richard, él arreglaba radios y televisores, vendía licor, además tenía una música extraordinaria, recuerdo como si fuera ayer, que era de los únicos lugares que nos vendía trago en Semana Santa, recuerdo también que sosteníamos largas charlas con él, sobre la protesta social, agnóstico y rebelde, Richard se nos perdía de cuando en cuando a meterse su "turriadit".

La Calle Real la vivíamos desde las primeras horas de la mañana hasta altas horas de la noche, hogar fraterno de reuniones con amigos, sitios de encuentro permanente, enemigos no teníamos, rivales si por sobresalir o por tener la compañía de las mujeres bellas, recuerdo aun las largas caminatas que sosteníamos hasta muy entrada la madrugada, por los alrededores de mi Sevilla del alma, recuerdo que nuestro sitio de reunión era el parque de La Concordia, donde iniciábamos largas charla de astronomía, de física, de matemáticas, de fútbol; cada uno iba desarrollando su tema, algunos los desarrollaban todos. Los más sanos a dormir temprano, los más noctámbulos como yo en esa época, recuerdo, nos íbamos perdiendo en la neblina, mientras degustábamos un delicioso Pielrroja.