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4/11/15

Orgullos sevillanos

Rafael “el loco”, el que siempre estuvo buscando  su amor platónico, a La Gaitana  heredera legitima del cacique Calarcá y los tesoros perdidos del Rey Quimbaya (al parecer y según las últimas versiones del señor Álvaro Pineda, ya fueron encontrados en la ciudad de Cajamarca, por unos ladrones barbaros, destructores de eco-sistemas  llamados   Anglo Gold Ashanti (AGA9);  a este pobre hombre le alimentaban sus fantasías en los juzgados, el amigo Oscar Salgado, el popular “Ñique”  y compañía,  además Rafael mantenía mucho en el Palacio Municipal, donde  hacia las escrituras de sus fantasiosas propiedades, en la notaria de don Pedro Almanza o donde don Pastor Valencia. Recuerdo que una oportunidad, “Ñique” lo mando a buscar sus tesoros en la Bomba Cody, propiedad de mis padres, en el solar de la casa que quedaba contigua a la estación, mi padre tenía 10 o 12 cajones con abejas y sus respectivas alzas, Rafael llego directo a los cajones de abejas; por casualidad yo estaba por allí, después de hablar con él por largo rato, tratando de convencerlo que los tesoros estaban ocultos en la azotea del Palacio Municipal, pero no me creyó, el bandido del “Ñique” le había elaborado un mapa, Rafa se dirigió hacia las abejas, le  seguí advirtiendo que allí no había oro ni plata, que lo único que conseguiría sería una picadura de abejas, así fue, tremenda carrera primero él y después yo, el pobre sufrió lo peor, menos mal que no era alérgico, pero que se llevó sus piquetes, se los llevó.

Después de esa carrera tan hijueputa, corriéndole a  la picadura de un enorme enjambre de abejas, nació mi afición por el atletismo, claro que también influyo nuestro orgullo y campeón Sevillano Gabriel Giraldo, lo veíamos pasar todos los días con su uniforme, unas veces azul, otras verde, entonces la muchachada del vecindario salíamos a hacerle compañía, a darle vueltas al campo, mis pareceros  Arbey y Tobías se pegaban al parche y empezaba la fiesta del movimiento de piernas, nuestro amigo Gabriel con unas flacas y enormes piernas, las nuestras bien pequeñas, él ni fumaba ni bebía, nosotros empezábamos en esas lides.  Y arrancábamos, mientras Gabriel daba tres zancadas y avanzaba cuatro metros, nosotros dábamos dos y avanzábamos un metro y así en esa proporción, cuando iban 20 minutos yo tenía que salir asfixiado, morado y sin oxígeno, mis amigos Arbey y Tobías seguían insistiendo tercamente en tratar de dar alcance a Gabriel, lo cual era imposible, más bien a veces parecía una carrera de postas porque él nos alcanzaba y nos pasaba continuamente, hasta que terminaba el entrenamiento y dice mi amigo Tobías, que cuando Gabriel les cogía tres vueltas les había ido muy bien.

Así transcurrían nuestras vidas de atletas, pero un día comprendí  que yo era fondista, y donde era tenía que entrenarme, y empecé  a salir del campo hacia El Alto de Carangal,  y fui tan verraco que subí a mi objetivo pero en carro y de regreso también en carro. El atletismo de largo trecho era para varones y yo no digo que no lo sea pero renuncie.

Me dedique a los cien metros planos, allí me fue mejor, gane en algunas oportunidades a unos amigos míos, uno era cojo y el otro un gordo al que llamábamos tonelada; pero les gane.  

Todo esto del atletismo,  me recuerda a los exámenes finales de educación física con don Cesar Augusto Ramírez, hombre recio, retirado del ejército y con ínfulas aun  de disciplina militar, incluidas las armas y los deportes fuertes como el Boxeo y el Hándbol  (deporte al que por demás le debo una desviación del tabique,  chorros de sangre y ojos morados, resulta que era una guadua, de ella un lazo amarrado en la punta y al final un balón parecido a una pera o tal vez como un balón de Fútbol Americano, bueno, el juego consistía en enrollar la cuerda con el balón, dos equipos y una raya divisoria). Que deporte y que hijueputas golpizas nos metíamos entre los amigos, a los más altos no les alcanzábamos la cara y los golpes iban o al estómago o la cumbamba; cuando se acababa el juegos todos éramos amigos, lo llamábamos lealtad. Para cumplir con las calificaciones, el profe  nos hacía darle vueltas a al municipio, nos acompañaba una o dos vuelta en una destartalada moto, de uno de esos lambones que habían en cada salón, ya ni recuerdo de quien era, después de la segunda vuelta, él se parqueaba por ahí en cualquier tienda, donde el pudiera disfrutar de unas heladas cerveza y mirarnos pasar, en esa época, de guevones no teníamos nada, porque conseguimos un carro que nos daba la vuelta, cuando íbamos a llegar nos bajábamos, pasábamos trotando y a los metros volvíamos a montarnos.

Mis amigos Gabriel y Tobías continuaron en el atletismo, Gabriel un triunfador, orgullo sevillano, el dio inicio a una larga lista de atletas que han sido campeones,  incluido su hermano Julián Giraldo (Q.E.P.D.), ambos con una larga trayectoria de triunfos, marcas nacionales y triunfos suramericanos, Julián entre los cinco mejores de la maratón de N.Y, el cual fue su sueño, pero desafortunadamente no pudo ganarlo, orgullos de nuestro Balcón del Valle,  muchísimos triunfos en sus piernas, pero muy poco reconocimiento de la sociedad Sevillana, especialmente de las fuerzas políticas de nuestro pueblo. Ejemplo fueron para las futuras generaciones, labradas en el hoy en cabeza de mi gran amiga Bertha Oliva Sánchez,  la cual tiene una gran cosecha de triunfos en todos los niveles, además una nutrida escuela de atletas con tan poca o ninguna ayuda, cuando tienen que competir en otras ciudades, tienen que vender unos bonos para ayudarse, es penoso pero así es.

Con mis amigos Tobías y Arbey, perdimos contacto, hasta que un día encontré a Arbey, ya tenía una fábrica de instrumentos musicales, hoy los produce para “El Festival  Mono Núñez”, además son instrumentos musicales de exportación.

En un festival Bandola, le hicieron un lindo homenaje al maestro Tobías Bastidas, apenas me enteraba yo que mis amigos retornaban a su tierra, cargados de triunfos;  fundador del Festival de Música Andina Para Niños, “El Cuyabrito De Oro”, hoy va en el 14avo festival,  organizador del “Concurso Duetos Hermanos Moncada”, además rasga el tiple, la guitarra y la bandola como los mejores, compositor de más de una docena de bambucos,  gran amigo y colaborador de Fausto, el cantante.

A ellos un millón de gracias por ser orgullo nuestro, sé que Sevilla cuenta con ellos.

Y yo me quede juntando letras, pegadas a eso bellos recuerdos que a veces se aglutinan en mi alma  y me arrancan lágrimas de nostalgia o, a veces y de alegrías
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